Asociación Uruguaya de Capital Privado
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URUCAP es una asociación sin fines de lucro que reúne a firmas de capital de riesgo, semilla, así como inversores ángeles, empresas de diversos rubros y otros actores clave.

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Desde URUCAP tenemos como eje de trabajo la investigación y producción de estudios sobre el estado actual de la industria.

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Tres comentarios que nunca hice, ni nunca recibí (pero que tal vez deberíamos decirnos)

En el mundo de la inversión ángel y el capital de riesgo, suele repetirse hasta el cansancio que “invertimos en la gente”, que la transparencia y la comunicación honesta son clave. Sin embargo, hay ciertas verdades que casi nunca salen a la luz. Estos tres comentarios, que ni he dicho ni me han dicho, tal vez explicarían muchos “no” y evitarían varias frustraciones. Aunque duelan, creo que serían un paso más hacia construir relaciones más sanas y, por qué no, un ecosistema más fuerte.

  1. “No invierto en ti porque eres un soberbio.”

Sería mucho más sencillo si, de vez en cuando, alguien se animara a decir: “Mirá, no podemos trabajar juntos porque tu actitud es intransigente, no escuchás ni valorás a tu equipo.” Es fuerte, claro. Pero cuántas veces hemos dado largas explicaciones sobre “la falta de tracción” o “la poca claridad de la propuesta”, cuando en realidad la razón de fondo es que no podemos (o no queremos) lidiar con un ego desmedido.

Y ojo, que me incluyo: también he tenido mis momentos de soberbia. Entonces, ¿no sería más constructivo decírnoslo de frente? Capaz así nos ahorraríamos resentimientos y podríamos madurar un poco como comunidad.

  1. “No te creo.”

La falta de credibilidad es mortal para cualquier negociación. He estado en ambos lados: presentando proyectos difíciles de creer y escuchando otros que parecían pura ciencia ficción. En vez de maquillar la respuesta con “todavía no veo el product-market fit”, tal vez podría decir: “Lo siento, pero no me convence y no tengo evidencias para cambiar de opinión.”

Sí, suena duro y tal vez destructivo en el momento, pero a la larga es más respetuoso que dejar a la otra parte haciendo malabares para probar lo improbable. A veces, con un simple “no te creo” se cierra un capítulo y se abre la oportunidad de buscar nuevas ideas o presentarlas de otra forma más sólida.

  1. “No tengo el dinero.”

En este ecosistema damos por sentado que los emprendedores siempre van a conseguir la plata que necesitan y que los inversores tienen chequeras infinitas. Pero la realidad es que el capital es finito, y la competencia por fondos es feroz. Lo cierto es que muchas veces no invertimos simplemente porque no hay recursos disponibles, o no al menos en el momento o en el monto necesario.

Del otro lado, los emprendedores también fingen solvencia eterna cuando en realidad están al borde de tener que parar la operación. Un poco de honestidad nos permitiría calibrar mejor expectativas y esfuerzos. Decir “no hay más plata” o “no llego con estos fondos” no debería ser motivo de vergüenza, sino una base para negociaciones y alianzas más realistas y, por ende, más fuertes.

A pesar de lo incómodas que resultan estas verdades, creo que un poco más de franqueza contribuiría a que el ecosistema de inversión crezca de manera sostenible. No se trata de andar criticando a diestra y siniestra, sino de habilitar un diálogo más genuino que permita corregir rumbos, cultivar mejores relaciones y, en última instancia, ver nacer y crecer más proyectos exitosos. A fin de cuentas, tanto emprendedores como inversores estamos en el mismo barco: queremos que las ideas prosperen y que el país avance. Quizás un poco de valentía para decir lo que pensamos, y de humildad para escuchar lo que no queremos oír, sea la clave para fortalecer este apasionante camino del capital de riesgo.

El Pinchaglobos

Durante muchos años encaré mis interacciones iniciales con los emprendedores desde el lugar de alguien que se empeñaba en hacer las preguntas difíciles. Yo no estaba para dar una opinión sobre las propuestas o ideas que me traían, sino para indagar sobre las oportunidades e intentar encontrar los flancos débiles de cada proyecto mediante cuestionamientos lo más incisivos y directos posibles. Un poco en serio y un poco en chiste, me quedó el apodo interno de El “Pinchaglobos”🎈💥🎈

Siempre creía que este tipo de conversaciones en donde el foco era cuestionar las ideas, “ayudaba” a construir proyectos más sólidos, entendiendo también la profundidad en la que se habían metido los founders para desarrollar su solución.

Pero hace un tiempo comencé a entender que debía haber una manera más constructiva de relacionarse. Ya que apuntar solo a buscar los defectos puede transformarse en algo tóxico ☠️ y en donde no existe lugar para el entusiasmo, que es justamente lo define a los emprendedores como tales.

Por eso armé una lista de “auto-recomendaciones” para mis entrevistas con founders, tanto en el proceso de evaluar las oportunidades de inversión como simplemente para conversar de ideas y proyectos. Acá va:

  1. 👂🏼Escuchar es mucho más importante que hablar🗣️. Las conversaciones son para conocer a los founders y a sus proyectos, no son para demostrar que inteligentes o elocuentes somos.
  2. Conocer la historia del proyecto: Preguntar cómo empezaron, qué hacían antes, cómo se conocieron. Cómo encontraron la oportunidad.
  3. Cuales son los mayores desafíos a los que se enfrentan: Es importante entender cómo dimensionan lo que se viene para adelante, como y que necesitan para enfrentar esas futuras o actuales dificultades.
  4. 🚀 Hasta dónde quieren llevar la compañía y que es lo que necesitan para lograrlo.
  5. Una vez que entendimos estas tres cosas, la conversación debe moverse a explicar
  • Qué buscamos como inversionistas,
  • Qué tipo de partnerships intentamos establecer
  • Los pasos para potencialmente lograr un negocio entre nosotros

De esta conversación tenemos que sacar tres cosas en limpio:

  1. Que el otro tenga bien en claro que es lo que buscamos 🔎 y cuales son nuestros estándares en cuanto a las startups que buscamos para invertir y cómo nos manejamos.
  2. Definir si es una oportunidad que nos interesa seguir conociendo.
  3. Establecer cuáles serán los siguientes pasos.

¿Pero podemos opinar o dar consejos?

Esto es algo que a uno lo tienta muchísimo, uno ha visto cientos de emprendedores y siempre tiene algún consejo o recomendación para dar. La realidad es que es un poco inevitable meterse en ese camino. En cuanto a eso, para mi hay tres puntos a tener en cuenta.

  • Evitar a toda costa las opiniones del tipo “No va a andar”. Siempre nos puede volver en contra ya que muy probablemente los fundadores tengan mucho más conocimiento de la materia que nosotros, ya que al fin y al cabo yo soy un generalista.
  • Tratar de enfocarse exclusivamente en la estrategia de inversión / levantamiento de capital. Ahí es donde yo debería ser el experto y mis recomendaciones siempre vendrán desde alguien que ha visto el problema muchas más veces que el emprendedor.
  • Esto último puede incluir la discusión sobre si esa startup debe o no debe buscar Venture Capital para crecer. Acá nuestra opinión debería basarse en estándares y lo que significa meterse con socios que tienen una agenda que muchas veces es muy diferente a la agenda de los fundadores, y que en el largo plazo puede no tener las mejores consecuencias.

Si puedo darle un nombre a esta metodología, me gusta pensar que en vez de “pinchar globos” mi rol debe ser el de ayudar a “setear el alto de la vara” que habrá que saltar. Siento que es un rol más constructivo y que se enfoca en contribuir a darle método y algo de experiencia al entusiasmo y optimismo de los founders, qué es lo que empuja la innovación y la generación de nuevos negocios.

 

(Nota inicialmente publicada en el Blog de Eduardo Amadeo)

Pensar en valor para agregar valor

Durante un encuentro con varios CTOs estuvimos conversando sobre qué capacidad es la que distingue a los muy buenos profesionales de otros, y fue bastante unánime la percepción de que destacan aquellos que logran pensar en valor (en distintas dimensiones) a las hora de enfrentar problemas.

Creo que una de las limitantes principales para desarrollar esa capacidad, es que no siempre estamos expuestos a los problemas en dónde podemos hacer uso de ella. Siempre hay un primer tramo de la vida profesional en dónde se están aprendiendo los aspectos más tácticos y prácticos como aquellos relacionados a herramientas y procesos.

Pero llegar el siguiente nivel de ese camino implica comenzar a entender las dinámicas de valor del trabajo que hacemos y cómo se relaciona con los demás, la organización y el ecosistema.

Esto busca poner luz sobre algunos aspectos que me han ayudado a entender (un poquito) más sobre esto.

Value Networks

El concepto de Value Network tiene muchas acepciones pero la que mejor aplica, tomando una visión bien sistémica, refiere a la dinámica en sistemas interconectados de empresas que operan en un espacio para crear y distribuir un producto o servicio. No es un conjunto de cosas, es un sistema.

La primera vez que lo vi definido y analizado, fue en el libro The Innovators Dilemma donde plasma su importancia al entender lo importante que es para una empresa – y lo difícil que es cambiarla.

En estos sistemas, algunas veces de forma involuntaria, todas las organizaciones toman un rol que termina generando modelos comerciales establecidos, con prácticas y procesos bien definidos.

Es importante identificar en qué value network estamos operando, y que posición toma la organización a la que pertenecemos. Más allá de que hay técnicas avanzadas para hacer este análisis, abordar esta incógnita nos da pautas generales para entender y comparar.

La propuesta de valor de la organización

Una actividad que me permitió comprender un poco más sobre propuestas de valor, es tratar de entender otros negocios. Siempre que entro a un restaurante y permanezco lo suficiente, en general me pongo a reflexionar sobre el negocio que está operando.

¿Qué ofrece? ¿Qué y cómo cobra? ¿Qué costos tiene? ¿Qué costos indirectos tiene? ¿Parece ser rentable? ¿En qué ecosistema se mueve? ¿Qué y quién le compite? Es un ejercicio interesante para hacer – y anticipar si es de las últimas veces que vas a encontrarlo abierto.

Esto mismo podemos hacerlo en el lugar donde trabajamos y el ecosistema que nos movemos, identificar este último puede ser un desafío incluso. A pesar de que nos puede jugar el sesgo de cercanía para entender, nos puede ayudar a ver más que lo que hay a simple vista.

El valor de tu rol

En algún momento cuando intentaba entender cómo emprender y que se podía aprender, en distintas charlas a las que iba planteaban la necesidad de entender que era lo que ibas a ofrecer. Qué era en el fondo lo que solucionabas. Esto, que es algo aparentemente simple, tiene muchas capaz de complejidad y repregunta.

Creo que algo similar aplica al rol que muchas veces nos toca desempeñar. Es natural tener una tendencia a concentrarnos en los aspectos más operativos, y cuesta a articular qué es lo que en el fondo aporta el rol que tomamos en una organización.

¿Qúe aporta este rol en esta organización? ¿Porqué existe este rol y no está consolidado? ¿Cómo se compara al de otras organizaciones? ¿Cómo se paga el costo?

Tu propuesta de valor

Una distinción importante, es que una persona no está definida por su rol. Es sencillamente lo que está llevando adelante en un momento dado, que razonablemente se alinea a capacidades y competencias.

Al pensar en valor a nivel persona, es importante entender qué roles podemos tomar en el ecosistema, a cuales aspiramos, como se alinean nuestras capacidades y competencias con estos. Es clave también entender qué cosas son particulares al rol que tenemos en un cierto momento, y cuales son personales.

Sobre todo, reflexionar sobre fortalezas y debilidades a la luz del valor que generamos en una cierta value network nos ayuda a navegar mejor los cambios que queremos que sucedan así como adaptarnos a los que suceden sin nuestra opinión.

 

Publicado originalmente en: https://juansaavedra.uy/2024/04/30/pensar-en-valor-para-agregar-valor/

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