Asociación Uruguaya de Capital Privado
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Networking con Humanos

Hace un tiempo, estaba en un evento con una amiga emprendedora. Se sorprendió al ver cómo conectaba con la gente. Lo curioso es que soy introvertido: ir a un evento de networking no es algo que me salga naturalmente. Pero con el tiempo (y mucha práctica), aprendí a hacerlo razonablemente bien.

La clave, al acercarse a alguien, es tener una intención honesta de conocer a la persona. Estar presente. Observar. Escuchar más que hablar. No llegar a pedir, sino a ofrecer atención y apertura.

A la mayoría de las personas les gusta sentirse reconocidas. No importa qué tan importantes sean, a todos nos gusta sentirnos especiales. Incluso cuando intuimos que del otro lado hay cierta técnica, nos dejamos llevar… porque sigue siendo un gesto humano.

Entonces, ¿cómo hacemos esto que parece, a primera vista, un poco paradójico: generar una intención auténtica? Si la tenemos que generar, ¿sigue siendo auténtica? Aunque suene extraño, yo creo que sí.

Uno está en un rol de ventas, o fundraising, y tiene una necesidad real: cerrar contratos, generar ingresos, mantener viva la startup. Eso está claro, y la persona del otro lado también lo sabe. En el momento en que aceptó tomar una llamada, sabía lo que se venía. No es como si fuéramos por la calle abordando desconocidos para venderles una solución B2B.

Las reglas del juego están claras. Pero eso no significa que uno deba ir como una máquina automática a recitar las bondades del producto. Es mucho más poderoso tratar de entender a la persona, más allá del negocio. Qué está viviendo, cómo llega a esta conversación, qué señales nos da con sus gestos, sus silencios, su energía.

Y adaptar nuestro discurso a ese momento. No solo porque es más efectivo, sino porque es una forma básica de respeto. Esa persona está invirtiendo su tiempo en escucharnos. Y si percibe que nuestra intención es honesta—aunque sepamos que hay un objetivo detrás—entonces es más fácil que confíe, que escuche, que quiera colaborar.

Recuerdo cuando empecé a levantar el primer fondo de MrPink. Hablé con un amigo emprendedor con quien había trabajado años atrás, y me dijo:

—¿Cómo vas a levantar capital si nunca hiciste ventas?

Tenía razón. Me di cuenta de que necesitaba reconvertirme. Aprender a vender, sí, pero no desde el guion, sino desde el vínculo.

Meses después, ya podía generar buen rapport en segundos durante una videollamada. Si veía un atril, hablaba de arte. Si notaba cansancio, preguntaba si era buen momento o si prefería reagendar. No es magia: es mirar, sentir, adaptarse.

Porque las personas detectan cuando alguien está en piloto automático. Lo veo mucho en eventos: un emprendedor empieza una conversación y de repente cambia la cara, la postura, el tono. Entra en “modo pitch”. Aunque ya me haya dicho que es una startup de finanzas personales, vuelve a repetir todo, como si estuviera apretando play.

Cuando uno se pone en automático, del otro lado también pasa lo mismo: desconexión.

Pero si percibo que alguien me está hablando de verdad, que no me ve solo como una billetera o un lead sino como una persona con la que quiere construir algo (aunque sea una mínima conexión en esos minutos), entonces me nace el deseo de escuchar, ayudar, colaborar.

Humanos antes que leads

No se trata de “hacer networking”. Se trata de encontrarse con humanos.

Si podemos mantener una intención honesta, incluso dentro de contextos claramente comerciales, podemos comunicarnos desde otro lugar. Escuchamos mejor. Nos volvemos más efectivos. Pero sobre todo, más humanos.

Y al final del día, eso es lo que hace que las relaciones duren y las oportunidades surjan.

 

Nota originalmente publicada en: https://mrpinkvc.substack.com/p/networking-con-humanos?triedRedirect=true

🚨 Inversores: Lo que deben considerar antes de firmar un SAFE

Los SAFE facilitan la inversión en startups en etapa temprana, pero no siempre se estructuran bien. 

Un descuento considerable o una valuation cap baja pueden dar lugar a:

🔹 Que los inversores de SAFE posean una participación mayor de la esperada.

🔹 Que los fundadores pierdan influencia en futuras rondas de financiación.

🔹 Que el cap table sea demasiado confuso para los inversores de capital riesgo, lo que dificulta la captación de fondos posterior.

Que tal si antes de invertir y firmar un SAFE, te pones en lugar de los fundadores, y pensas en las preguntas que los fundadores deben plantearse antes de aceptar un SAFE:

✅ ¿Cuánto capital recibirán los inversores de SAFE en diferentes valoraciones futuras?

✅ ¿Seguiré siendo propietario de un porcentaje significativo de mi empresa después de la conversión?

✅ ¿Afectarán estas condiciones mi capacidad para captar fondos de inversores de capital riesgo institucionales?

Muchos inversores descubren demasiado tarde que su conversión no es tan favorable como pensaban. Entender bien los términos desde el inicio marca la diferencia entre una buena apuesta y una oportunidad perdida.

Es un tema que he analizado muchas veces con inversores. Si querés discutir estrategias para estructurar mejor tus inversiones, siempre es bueno hablar con alguien que conozca el juego.

Analizá bien, decidí, actuá rápido

El análisis es importante, pero tiene que ser acotado. Analizar bien no es buscar certezas absolutas, sino estructurar el pensamiento con un marco claro. Acá te comparto cómo entiendo cada una de las tres etapas clave para avanzar:


1. Analizá bien

  • Definí el problema: Si no lo podés escribir en una frase, todavía no lo entendiste.
  • Listá alternativas concretas: Las decisiones reales se toman entre opciones viables, no entre ideas vagas.
  • Usá criterios definidos: Evaluá las opciones con lógica, no con intuición pura.
  • Involucrá a otros si es necesario / posible: Pedí miradas distintas. La diversidad de opiniones enriquece la visión.
  • Acotá el tiempo de análisis: Ponete una fecha límite. «Everyone needs deadlines» decía Walt Disney.

2. Decidí sin demoras

  • Una vez analizado, decidí. Lo peor que podés hacer después de analizar bien es seguir postergando la decisión.
  • No esperes la certeza total: No existe. La decisión perfecta no llega, y esperarla sólo te frena.
  • Asumí la responsabilidad: La decisión es tuya. No es para delegar ni esperar aprobación eterna.

3. Actuá rápido

  • No dejes que el día a día te frene: Muchas decisiones quedan “tomadas” pero no se ejecutan.
  • Asigná recursos: Tiempo, presupuesto, equipo. Sin eso, no hay acción real.
  • Dale prioridad: Ejecutar lo estratégico debe ganarle al torbellino de lo operativo.
  • Medí resultados: No para castigar errores, sino para aprender y ajustar.

El riesgo de no decidir a tiempo sobre temas estratégicos es enorme. Cuando las decisiones se dilatan, los problemas crecen, las oportunidades se enfrían y la energía del equipo se dispersa. Lo no decidido crea ruido, incertidumbre y una carga mental que termina afectando incluso la operación diaria. Muchas veces, los temas difíciles no se resuelven… simplemente se agravan con el tiempo.

Y acá está una (de las pocas) ventaja enorme que tienen las startups frente a las corporaciones: la capacidad de decidir y ejecutar rápido. Mientras una gran empresa necesita múltiples niveles de aprobación, validaciones cruzadas y ciclos eternos de planeamiento, una startup ágil puede analizar, decidir y actuar en cuestión de días. Ese ritmo es un activo estratégico. Pero para aprovecharlo, hay que animarse a usarlo.

Además, como fundador o líder, tu equipo espera decisiones. Las personas están esperando que definas el rumbo. Postergar decisiones importantes no solo frena el avance, también genera desilusión. El equipo se frustra, pierde foco y empieza a actuar sin alineación. Tomar decisiones no solo mueve la empresa hacia adelante, también consolida la confianza del equipo en su liderazgo.

Y no nos olvidemos: incluso con el mejor análisis, nos vamos a equivocar. La clave está en monitorear los resultados y tener la humildad de ajustar si es necesario. Pero también en darle a cada decisión el tiempo suficiente para mostrar su impacto. Las decisiones importantes no entregan resultados inmediatos. Pero son las que, en el largo plazo, construyen lo que queremos lograr.

Así que ya sabés: analizá bien, decidí sin demora, y actuá rápido. Tu startup — y tu equipo — lo necesitan.

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